Las elecciones en Ecuador: perspectivas para el crucial balotaje

Los comicios ecuatorianos han puesto en primer plano las preocupaciones por la seguridad y la situación económica, reflejando la agenda de los votantes al acudir a las urnas el pasado 9 de febrero para elegir presidente y a los miembros del reciente Congreso unicameral de Ecuador.
A medida que se cuentan los votos, Daniel Noboa, actual presidente que busca la reelección bajo el partido Acción Democrática Nacional (ADN), muestra un ligero liderazgo con el 44,3%. Luisa González, su rival del partido Revolución Ciudadana (RC), le sigue muy de cerca con un 43,8%. Esta ajustada diferencia de apenas 45.000 votos promete una segunda vuelta reñida el 13 de abril.
En el ámbito legislativo, el ADN de Noboa también encabezó el conteo de votos con un 43,5%, seguido de cerca por el RC de González con un 41,2%, estableciendo un panorama en el cual ambos partidos tendrán una presencia significativa en la Asamblea.
A continuación, aportes de tres analistas sobre el futuro político de Ecuador.
Sebastián Hurtado, experto en riesgos políticos
En Ecuador, es inusual que los presidentes en ejercicio logren la reelección de manera exitosa. Por ello, la actuación de Noboa en la primera ronda merece atención. Ha conseguido mantener el apoyo popular, incluso cuando los avances en seguridad y economía han sido limitados. La ciudadanía parece dispuesta a darle más tiempo, considerando que lleva poco más de un año en el poder.
Sin embargo, el movimiento correísta sigue siendo un adversario poderoso. A pesar de no liderar el país desde 2017 y con su máximo líder, Rafael Correa, en el exilio, el correísmo aún moviliza un amplio apoyo, con muchos añorando los tiempos que consideran más prósperos.
Los resultados para la Asamblea Nacional indican que ADN podría obtener más del 40% de los escaños, siendo la primera vez en quince años que un partido fuera del correísmo logra tal éxito. Esta configuración sugiere que tanto Noboa como González tendrían la oportunidad de formar una sólida mayoría, permitiendo potenciales reformas críticas en seguridad y economía.
La segunda vuelta será muy disputada. Aunque Noboa parte con cierta ventaja, el contexto de violencia y la falta de una narrativa política clara podrían complicarle la victoria. González, por su parte, debe apelar a un electorado más amplio, más allá de su base tradicional.
Camila Ulloa, especialista en investigación política
La segunda ronda del 13 de abril promete ser un duelo intenso. A diferencia de rondas anteriores, esta vez prevalecen dos candidatos claramente definidos: Noboa y González, quienes captaron casi todos los votos válidos en la primera vuelta. Otros contendientes quedaron muy por debajo del 5%.
Noboa ha desarrollado una fuerte campaña digital, buscando atraer a votantes jóvenes a través de plataformas como TikTok. Sin embargo, sus desafíos internos y externos durante la presidencia han podido influir negativamente en la primera vuelta. Los problemas de seguridad y las diferencias con su vicepresidenta ilustran su administración dividida.
Por su parte, González enfrenta el reto de extender su base y aliarse con otros actores políticos. Su desempeño en la primera vuelta ha superado expectativas, lo que subraya su potencial para atraer más votantes en la segunda vuelta.
La clave será el electorado de Leonidas Iza, centrado en movimientos indígenas y progresistas, que podría inclinar la balanza dependiendo de las alianzas estratégicas durante la campaña venidera.
Saudí Levoyer, académico en Quito
Con la segunda vuelta en puerta, la disputa entre Noboa y González se perfila como una contienda prolongada y desafiante. Ambos buscarán ganar el apoyo del 12% de votantes que no los eligieron en primera instancia y de aquellos que votaron en blanco o nulo.
Esta situación probablemente intensificará la polarización política. La atención se centrará en temas críticos como el retorno de figuras políticas pasadas, la seguridad pública, la economía dolarizada y la generación de empleo.
Los candidatos deberán considerar sus movimientos futuros tanto en el Ejecutivo como en la Asamblea. Es crucial observar qué temas generan consenso, cómo enfrentan la corrupción y el crimen organizado y si logran ajustar sus agendas políticas para encontrar un punto medio que apacigüe a los votantes. Sin duda, Ecuador está ante un momento decisivo en su historia política.