Mientras el presidente estadounidense Donald Trump se encontraba en un acalorado enfrentamiento con su homólogo de Colombia en torno a la deportación de migrantes, el embajador de China en Colombia resaltaba que las relaciones entre Bogotá y Pekín estaban alcanzando una nueva cima en términos de cooperación bilateral.

Según Zhu Jingyang, este hecho coincidió con la reciente amenaza de Trump sobre la imposición de aranceles a las importaciones colombianas, pero el embajador chino interpretó esta situación como una señal de oportunidad para mejorar la posición de China frente a Estados Unidos en su competencia global.

Apenas unas semanas de iniciado su mandato, Trump, con su política de "Estados Unidos primero", plantea no solo riesgos evidentes, como los tarifas adicionales y una potencial intensificación de la guerra comercial, sino también pujantes oportunidades para China.

Los aranceles adicionales del 10% impuestos por Trump a productos chinos subrayaron la tensión comercial existente. En reacción, China respondió con aranceles sobre productos estadounidenses, como el carbón y gas natural, además de adelantar una investigación contra Google.

Frente a este nuevo escenario, Pekín se encuentra evaluando las consecuencias económicas de los aranceles mientras también observa las puertas que estas medidas de Trump podrían abrir.

La política arancelaria de Trump ha alejado a viejos socios estadounidenses como Canadá y México, mientras Estados Unidos pierde protagonismo global con sus retiros de acuerdos internacionales importantes.

Expertos sugieren que este declive podría significar el fin de la "Pax Americana", abriendo así un camino para que China fortalezca su influencia global, un deseo manifiesto de Pekín desde hace ya un tiempo.

Evan S. Medeiros, comenta que China está disminuyendo la autoridad global estadounidense a un ritmo inesperado por los propios chinos.

Trump tiene una visión expansiva que sugiere una reordenación mundial bajo un dominador fuerte, una estrategia que China conoce bien, aunque públicamente defiende su política de respeto mutuo y no intervención.

Las acciones de Trump podrían inspirar a China a redoblar sus esfuerzos para consolidar sus aspiraciones sobre Taiwán y el Mar de la China Meridional, afirma el analista Henry Huiyao Wang.

Negociación

Wang enfatiza que el aparente enfoque negociador de Trump respecto a China ofrece un espacio inesperado para una resolución diplomática entre los dos gigantes económicos.

Problemas cercanos como la situación de TikTok y el conflicto en Ucrania se perfilan como posibles puntos de negociación. Esta última propuesta posiciona a China como un interventor potencial para presionar a Putin en busca de la paz.

Sin embargo, existen desafíos notables, incluida la percepción de Ucrania de China como un aliado de Rusia, y el riesgo de que cualquier acuerdo percibido beneficie más a Pekín que a Washington.

Aranceles

China se encuentra ante la disyuntiva de intensificar su disputa comercial con Estados Unidos o buscar otras vías que minimicen el impacto.

Mientras Pekín denuncia ante la OMC los aranceles de Trump, también considera medidas comerciales más severas, como la restricción en el suministro de materiales críticos.

Debido a la significativa dependencia de su economía en las exportaciones, China debe medir cuidadosamente su respuesta, más aún con la amenaza latente de una guerra comercial que podría afectar su balanza comercial favorable.

El debilitamiento de la influencia de Estados Unidos debido al retiro de apoyos internacionales ha sido una ganancia colateral para China, reforzada por el creciente escepticismo hacia Washington en regiones cruciales como el sudeste asiático.

China, sin necesidad de acciones directas, ha capitalizado en este vacío, posicionándose como un actor más cooperativo y confiable en el escenario global.